Entrevista con el escritor Michel Tournier

lunes, agosto 10, 2015 0 Comments A+ a-

Entrevista con el escritor Michel Tournier
Imagen tomada de www.lefigaro.fr

"Los mejores escritores son aquellos que escriben tan bien que incluso un niño puede leerlos".
Michel Tournier

El pequeño Viernes

Llegamos a la estación del tren de cercanías y, al poco tiempo, apareció el coche de Michel Tournier. Nos acogió tan amablemente que parecía que no era nuestra primera visita a la rectoría de su pueblo en la que vive y escribe desde hace más de treinta años. El contraste entre nuestra admiración y su sencillez era llamativo.

Michel Tournier es uno de los grandes de la literatura. Y no será porque haya escrito mucho. Al revés, más bien ha sido poco; siempre se ha tomado su tiempo, además de empezar a escribir tarde. Sus dos primeras novelas, Viernes o los limbos del Pacífico y El Rey de los Alisos, consiguieron dos de los premios más prestigiosos en Francia. Y su Viernes o la vida salvaje es uno de esos libros que niños y adultos deberían tener entre las manos por lo menos una vez en la vida.

Tournier es un escritor-filósofo que siempre ha buscado grandes temas para hacer reflexionar al lector, sea cual fuere la edad de éste. Y esto es lo que también le distingue de otros escritores. Ha habido muchos «Viernes» en la literatura desde que Defoe creara el personaje de ficción que se fue convirtiendo en símbolo, en arquetipo humano y en mito literario a lo largo de la historia. Y Tournier no sólo tuvo la osadía de escribir un Viernes sino que escribió dos: uno más atormentado, dubitativo, reflexivo, más lleno de palabras; el otro, desnudo, más sencillo, conciso en su lenguaje y su pensamiento, destinado a ser leído y entendido por todos, incluso también por los niños. En toda su obra se advierte, de alguna manera, el influjo de esos «Viernes».
Entrevista con el escritor Michel Tournier

¿Qué le impulsó a recrear la obra de Defoe en dos versiones?

Mi objetivo era ser filósofo, no escritor; pero cuando fracasé en la oposición para ser profesor de Filosofía descubrí a Robinson Crusoe y a Viernes: la soledad, el encuentro, la evolución de su memoria, el lenguaje, la religión... Así nació Viernes o los limbos del Pacífico. Pero con el tiempo me parecía un libro que tenía demasiadas cosas, resultaba poco legible. Por eso publiqué más adelante Viernes o la vida salvaje: es mucho más corto, mucho más limpio, mucho más ligero. Es el único que he reescrito. Quería que Viernes fuera leído en todos lados, en los colegios, por lectores de todas las edades. Mientras que no tengo ninguna esperanza —y además no quiero— de que El Rey de los Alisos o Los Meteoros sean leídos en los colegios. Eso no tendría ningún interés.

Además, Robinson Crusoe es un tema que los niños conocen. Quise escribir mejor, y quise escribir tan bien como para que los niños pudieran leerme. Eso es lo más difícil del mundo. Los libros que leen los niños son los mejores. Los mejores escritores son quienes escriben tan bien que un niño puede leerlos.

Los lectores infantiles de "Viernes o la vida salvaje", ¿interpretan los temas centrales que usted transmite? ¿son críticos con su obra?

Voy a menudo a los colegios. Los niños leen mis libros y paso dos horas con ellos. Y hablamos de todo. Aprendo mucho. Tengo una carpeta enorme con cosas que me han dicho los niños. Cuando les pregunto por el pequeño Viernes, les digo que si se han dado cuenta de que en esa novela hay dos temas de extrema actualidad. Primero, la soledad, porque Viernes empieza pasando veinte años solo. Y en la sociedad actual hay cada vez más gente solitaria. Y el segundo tema es el Tercer Mundo, los indocumentados. En cuanto a la soledad, les digo por ejemplo: «Robinson está en una isla desierta que es habitable, no hace frío y hay cosas de comer. Está bien pero está solo. Preguntaos, cada uno de vosotros: “¿qué haría yo?”. ¿Soportaríais la soledad?». Uno puede volverse loco, uno puede suicidarse si no soporta la soledad. Y he tenido respuestas divertidas. Uno me dijo: «Oh, yo moriría de hambre porque no puedo comer solo». Y otro: «Yo, qué feliz sería, porque a los otros los odio. Sólo estoy feliz cuando estoy solo».
Y los niños —tienen unos diez años— son críticos muy duros. Un día se dieron cuenta de que mi Viernes tiene mucha relación con el Robinson Crusoe de Daniel Defoe. Evidentemente, no soy yo el que ha inventado Robinson Crusoe. Me dijeron: «¿Le sucede a menudo eso de copiar sus libros de los libros de otros?».

Imagino que le hace feliz ser tan leído.

Yo escribo para ser leído. Sobre todo por los niños, por los jóvenes. Piense que Viernes en libro de bolsillo en Francia está en los 7 millones de ejemplares vendidos. Está hecho para leer en la escuela. ¿Se da cuenta de la responsabilidad que acarrea?... Y esto continúa. Quiero decir que dentro de unos
años, ni un sólo francés se habrá escapado de mi Viernes. 

Conocemos el nacimiento de "iernes,háblenos de su nacimiento como escritor y de su oficio.

El origen es muy sencillo. Mi gran experiencia ocurrió cuando mi padre me descubrió El maravilloso viaje de Nils Holgersson, de Selma Lagerlöf. Tengo el ejemplar que me dio con nueve años. Fue impactante; era la primera vez que yo leía un gran libro. Y me dije que si algún día hacía algo bueno, se parecería a Nils Holgersson. No me han dicho todavía que yo escriba como Selma Lagerlöf, pero en fin... Además está la admiración. Y puedo decirle que lo que más admiraba en el mundo —y aún es el caso— es un buen libro, una obra maestra literaria. Y creo que es igual para los pintores, para los músicos...
Eso sí, la admiración no es suficiente. Después hay que trabajar, es decir: leer y escribir. Todos los días. Yo vengo escribiendo desde hace tiempo un journal extime (creo que llevo 49 cuadernos). Es una palabra que he inventado yo; lo contrario de journal intime
En mi journal extime anoto muchas cosas cotidianas: las visitas que me hacen —usted va a figurar aquí—, los viajes que hago, y también cosas puramente exteriores, que no tienen interés para los lectores, pero aun así son un poco mi vida. También anoto frases, ideas, sucesos…

Y al lector, ¿qué papel le otorga usted?¿Piensa en él al escribir?

¡Y de qué modo! El lector es un coautor. Yo sólo doy al lector la mitad de un libro, y creo que, leyéndolo, él debe añadir la otra mitad.

¿Le deja usted pistas?

Le digo, por ejemplo: «Al salir del despacho, se cruzó con una joven radiante». No digo nada más. Incumbe al lector saber si ella es rubia o morena, saber cómo era, qué es lo que es una joven radiante. Cada uno tiene una idea diferente.

En su oficio de escritor ha cultivado distintos géneros: novela, ensayo, cuento… Una de sus obras, "Medianoche de amor", tiene como eje una reunión de amigos en la que se han de contar cuentos, y cada historia debe superar a la anterior en fuerza y belleza; el cuento parece un género importante para usted. ¿Por qué?

Hay varias formas de relato corto. Están el cuento, la fábula y la novela corta. En el cuento y en la fábula hay una enseñanza; la diferencia es que en el cuento no se da de manera explícita, sino que tiene que buscarla el lector. En la fábula la enseñanza está ahí, está escrita, está ilustrada, expresada en la moraleja. En cuanto a la novela corta, se caracteriza por su vínculo con la realidad, por su verosimilitud, y está relacionada con el sentido periodístico del término «nouvelle» (noticia): hechos diversos, sucesos cotidianos; no tiene más sentido ni trascendencia. En la fábula, el contenido está ahí. En el cuento, hay que buscarlo y hacer un esfuerzo de inventiva, y en la novela corta no merece la pena buscar: no hay nada.

Relacionado con esa búsqueda de las enseñanzas que los cuentos sugieren, estaría también otro de los recursos característicos de su obra: los mitos.

Sí, utilizar los mitos me sirve de puente entre la filosofía y la novela. Un mito es un ser inventado, un héroe que encarna un aspecto fundamental de la condición humana; sirve como metáfora de la naturaleza humana. Por ejemplo, Robinson es la soledad y el diálogo con la otra raza. Es un mito de una riqueza enorme. La característica del héroe mitológico es que ha sido creado por un autor (Defoe en el caso de Robinson) pero trasciende a éste. Yo soy uno de los sucesores de Daniel Defoe; recreo su creación, Robinson Crusoe, para representar y explorar los valores y los errores humanos. Igual sucede con el mito de Don Juan: trasciende a su creador, Tirso de Molina, y es recreado por otros (Molière, Mozart…). El verdadero héroe mitológico se desplaza. En Viernes o los limbos del Pacífico recreo a Robinson, su evolución moral, su lengua. Hay una escena importante en la novela: cuando encuentra un espejo. No se ha visto la cara desde hace veinte años. Se mira... no se reconoce. El espejo es un fenómeno extraordinario: ofrece una imagen de lo que somos. Está presente en muchas de mis historias. Para mí es un gran tema.

Precisamente gracias al espejo, y no sólo, hay mucha dualidad, dicotomías, dobles en su obra.

El tema del doble es el de los hermanos gemelos. Y es muy interesante. Si usted analiza a un ser humano, tiene dos elementos: la herencia que se le ha dado en su nacimiento, que no ha elegido, y el medio en el cual ha sido educado. Y el medio se puede cambiar. Cuando el niño crece, elige su medio. Va a elegir sus amigos, su lugar de vacaciones, su profesión... Elige su medio pero no puede cambiar su herencia. Pues bien, hay dos escuelas que interpretan esto: una que pone todo el peso sobre la herencia, y otra que lo pone sobre el medio. Políticamente, la primera sería la derecha, y la segunda sería la izquierda. Cuando la Revolución Francesa, usted tenía la aristocracia, la herencia: para ser alguien, había que ser descendiente de alguien. Quién fuera él no tenía importancia. Si usted no tenía antepasado, usted no existía. Es la derecha. La Revolución llegó y dijo: «En absoluto. Un niño se construye, va a la escuela, se enriquece, se educa». Luego es el medio, ¿ve usted? Derecha-izquierda. Y la herencia... el culto a la herencia puede llevar al nazismo: si usted tiene una mala herencia, no hay nada que hacer: sólo puede ser destruido de inmediato, no se puede sacar nada de usted. Es espantoso. Los verdaderos gemelos tienen a la vez la misma herencia y el mismo medio. Y eso me ha permitido descubrir que no sólo están la herencia y el medio. Hay un tercer factor, pero para darse cuenta hay que ver gemelos. Se trata de la libertad. Porque yo he visto gemelos varias veces. Los gemelos (no hablo de los mellizos) tienen la misma herencia. Son criados por la misma madre. Pues bien, se oponen el uno al otro; cuando uno dice una cosa, el otro dice lo contrario. Eso demuestra que hay un tercer elemento, que es la libertad de elección. Es el gran descubrimiento que hice mientras escribía Los Meteoros.

Los espejos, los dobles, las imágenes…todo gira en torno a las representaciones; igual que la fotografía, otro de los temas que con más frecuencia aparece en sus obras. Usted siempre se ha interesado por la fotografía.

Sí. Creé un programa de televisión sobre la fotografía que tuvo cincuenta emisiones. En cada una de ellas debía pasar tres horas con el fotógrafo al que dedicábamos cada programa. De modo que así obtuve una información sobre la fotografía que es formidable, y la primera cosa que me enseñaron es
que yo, como fotógrafo, ¡cero!... Sí, se lo suficiente de fotografía como para saber que soy un inútil en fotografía, mientras que hay gente que no sabe que es inútil y, sin embargo, se dedica a ello. No les da vergüenza. Es lo que tiene la fotografía de terrible. Cuando veo un joven que dice: «Me gustaría convertirme en un gran fotógrafo», le digo: «Te equivocas, los grandes fotógrafos son desconocidos y pobres».

Entonces, según usted, ¿es mejor ser escritor?

Es preferible ser escritor.

En todo caso, usted ha colocado la fotografía y la escritura en paralelo en varias de sus obras. Al menos dos títulos están dedicados íntegramente a ello: "El crepúsculo de las máscaras" y "Des clefs etdes serrures" (De llaves y de cerraduras). 

Sí. He escrito sobre fotografía. Mucho. Y además, en mi novela El Rey de los Alisos hay una parte fotográfica. (Por cierto, yo creo que dos tercios de las fotos que se hacen en el mundo son fotos de niños. En lugar de comernos a los niños, los fotografiamos). En cada foto hay creación. La gente no lo sabe, nunca ha visto grandes fotos. Y por ello el ojo no está educado. Se les muestra una foto y no la ven. Yo me daba cuenta de esto cuando hacía mis programas de la televisión sobre la fotografía; tenía un despacho en las ediciones Plon y preparaba mis programas en ese despacho. Veía desfilar periodistas y escritores. Les mostraba fotos a todos ellos. Me daba cuenta de que no las veían. Era como una lengua extranjera que no sabían leer. Requiere un poco de entrenamiento, un poco de información. Y la gente no sabe. Y los grandes fotógrafos, como le he dicho, son desconocidos.

¿Qué es lo que más le sorprende de la fotografía?

Lo que me asombra de la fotografía es que trasciende la realidad. La fotografía es una creación del fotógrafo. La fotografía no desvela la realidad: la crea. Las imágenes foto grafiadas, sin el fotógrafo, no habrían sido desveladas.

¿Entonces usted ve la fotografía como una construcción del autor y no como una representación de la realidad?

La fotografía es una boda entre el autor y la realidad.

¿Escribe usted en este momento?

Me cuesta ya mucho. De momento, tengo un libro que he publicado hace seis meses, titulado Las verdes lecturas, y que es un conjunto de estudios sobre los grandes autores leídos por los jóvenes. Verá usted, está la Condesa de Ségur, Jules Verne, Lewis Carrol, Jack London, Selma Lagerlöf, Rudyard Kipling, Benjamin Rabier, Hergé, Pierre Gripari... Ahora estoy preparando la edición de bolsillo. Es lo que más me interesa. Acabo de terminar un capítulo sobre Alphonse Daudet. Querría hacer otros sobre Hoffmann y sobre Andersen, pero me cuesta mucho. Y en cuanto a las novelas, me cuestan todavía más. Porque como sabe usted, yo viajo, hago averiguaciones sobre el terreno. He hecho enormes esfuerzos; he atravesado Canadá. Ahora soy mayor y estoy cansado.

Sí, es mayor y está cansado. Pero su
vitalidad no ha dejado de estar presente
en toda la entrevista. No cabe
duda de que Tournier, «el pequeño
Viernes», sigue viviendo la vida intensamente.



Entrevista con el escritor Michel Tournier


Tomado de Bloc. 
Revista Internacional de Arte y Literatura Infantil.
N° 0 - Otoño 2007
Entrevista:
Magali Guerrero - Samuel Alonso
Diseño y redacción de la entrevista:
Teresa García Adame
Magali Guerrero
Inma Vellosillo